A 45 km de Huesca, junto al Río Gallego, se sitúa este pintoresco pueblecito protegido por una de las formaciones geológicas más impresionantes de la peninsula ibérica: los Mallos de Riglos. Estas espectaculares rocas alcanzan alturas de hasta 300 m de pared vertical, constituyendo un verdadero paraíso para montañeros, escaladores, y amantes de la naturaleza.
Estos macizos se formaron en el Terciario y fueron más tarde erosionados por el agua, la lluvia y el viento hasta formar las paredes actuales, de color rojizo debido a la existencia de hierro y arcillas que resulta espectacular a la caída del sol.
Los Mallos de Riglos están formados por las siguientes formaciones: el Puro, el Mallo Pisón, el Mallo Visera y el Mallo Firé.
Para completar la visita, se puede visitar el centro de interpretación de Arcaz dedicado a la observación de aves carroñeras en Riglos y principalmente al buitre leonado.
En esta foto se puede observar la inmesidad de los Mallos de Riglos. ¡Si no es por la camiseta blanca a penas se me ve!